domingo, 10 de junio de 2007

I heart huckabees: Una visión cinematográfica de la Teoría Sistémica


I heart huckabees (Extrañas coincidencias – 2004) presenta de forma tragicómica la lucha entre dos acepciones filosóficas que intentan responder las grandes interrogantes de la existencia. En el primer bando encontramos a Bernard (Dustin Hoffman) y Vivian (Lily Tomlin) como los “detectives existenciales”. Su promesa es clara, espiarán al cliente en todas las actividades cotidianas para encontrar, en un detalle, los indicios del problema. Su premisa, todo está conectado, todos somos lo mismo aunque luzcamos diferentes, por ende, un cepillada de dientes puede ser la clave para entender el entero devenir de la naturaleza del ser.
Bando dos, representado por Catherine (Isabelle Huppert) una filósofa francesa puramente nihilista, se contrapone a la visión existencialista de nuestros detectives argumentando la independencia total de los eventos y las cosas, enarbolando las coincidencias como la única explicación a la cadena de insignificancias, sufrimientos y decepciones que, en sumatoria, construyen la vida.
Entre estas dos vertientes se debate Albert (Jason Schwartzman), nuestro romántico y ecologista líder de la organización “Espacios Abiertos”, quien motivado por una serie de coincidencias que involucran a un hombre africano, decide buscarle significado a su vida mediante la ayuda externa. De esta forma comienza un viaje introspectivo en el que Albert se enfrenta a sus temores inseguridades y deseos, pasando del existencialismo al nihilismo en un acelerado y perturbador recorrido por la existencia humana.
En el ínterin encontramos a Brad Stand interpretado por Jude Law, un narcisista Relacionista Público en ascenso que labora para la multinacional Huckabees, un mega almacén que promete ofrecer literalmente “de todo”. Law brinda la visión fundamentalista y pragmática del Relacionista Público que se convierte a sí mismo en propaganda ambulante de la empresa. Atractivo e impecable Law se convierte en la estrella corporativa de Huckabees: sus compañeras de trabajo deliran por él y sus compañeros se ríen de su único chiste, y es que Law tiene el poder que los corporativos desean: “hacer que la gente cambie de opinión”.
De esta forma hayamos un paralelismo entre la visión ofrecida por el personaje de Jude Law en Huckabees y la visión temprana de Edward Bernays sobre las Relaciones Públicas, según la cual la labor fundamental del Relaciones Públicas es persuadir a la gente, implantarle actitudes, deseos y necesidades, hacerlos hacer, subestimando con ello la capacidad crítica y reflexiva de los públicos.
Del mismo modo, encontramos en Brad un ser inescrupuloso, capaz de demostrar un falso interés en los asuntos que atañen al colectivo sólo para ganar la simpatía de aquellos que objetan la existencia de una supuesta “responsabilidad social corporativa” mientras que al mismo tiempo escala posiciones en el escalafón empresarial.
La apariencia es lo que verdaderamente importa para Stand, así lo refleja en sus relaciones personales y laborales. De esta forma crea una campaña “ecologista” secundada por la imagen de la cantante Shania Twain (personalidad comprometida con el medio ambiente) pues como él mismo dice: “La gente no quiere oír estúpidos poemas, la quiere ver una imagen, aquí tenemos a Shania eso es lo que el público necesita”. No hay fondo que sustente la forma, se trata sólo de un mensaje superficial, que a través de la notoriedad de un personaje público inste a la gente a confiar y preferir a una marca / corporación en detrimento de las otras.
Finalmente Stand pierde su trabajo cuando el público, y sus colaboradores, comprueban que las promesas contenidas en su gestión ambientalista fueron sólo toallas de agua tibia para distraer la tención mediática puesta en Huckabees con motivo de su vertiginoso y desmedido despliegue de almacenes en todos los rincones de la ciudad. A ciencia cierta las promesas no se cumplirían y más temprano que tarde la verdad fue revelada.
Con todo lo antes dicho podemos observar como I heart huckabees ejemplifica, caricaturizando, la imagen del Relacionista Público cuta principal preocupación es la de proyectar la mejor versión, obviando por completo un detalle importante, la versión debe ser verdadero, o el menos tener matices de honestidad.
Del mismo modo, I Heart Huckabees se hace de aproximaciones a la teoría sistémica para explicar la existencia, su significado, su naturaleza. A través de una manta blanca Bernard intenta demostrarle a Albert como, a pesar de la insistencia humana de creernos únicos, diferenciados e independientes, todos somos lo mismo aunque no luzcamos igual, todos somos la misma materia (tela de algodón blanco) presentada en formas diferentes, por lo que un sucesos aparentemente aislado influye en nuestra vida de formas que aún desconocemos.
Al plantear esto, I Heart Huckabees nos recuerda lo propuesto por Katz y Khan en la Teoría de Sistemas, cuando afirman que los elementos, al estar agrupados y relacionados, como los humanos, las corporaciones, etc, interactúan de forma en que la actuación de uno, interviene en el otro. Nos encontramos entonces en una cadena de constantes cambios motivados por las diversas partes del sistema que a su vez forman parte de un suprasistema de naturaleza similar (todos somos la manta).
De tal forma, un hecho aparentemente aislado influirá en nuestra vida en tanto los sistemas, por su condición inherente, presentan fronteras permeables a los estímulos del ambiente. Es así como Albert, sus miedos, obsesiones, son producto en parte de las actuaciones de su contraparte (Brad), de sus padres, de la prensa, de Huckabees, etc.
Otro extracto de la película que ejemplifica esto es la escena en la que los personajes interpretados por Marck Walberg y Jason Schwartzman almuerzan con la familia del misterioso africano de las coincidencias del último. El africano resulta ser hijo adoptivo de la familia (que al mismo tiempo es la familia de Brad) pues llegó a Estados Unidos por las guerras desatadas en África como consecuencia de las dictaduras. La idea básicamente es demostrar, mediante la intervención del personaje de Walberg, como esa adopción no fue un hecho aislado de bondad si no la respuesta a una cadena de sufrimientos desatados por regímenes violentos secundados por la ideología capitalista, lo que devino en la muerte de los padres del africano, su llegada a Estados Unidos y su acogida en una familia ajena capitalista que tácitamente colabora con este tipo de regímenes. Nuevamente: todo está conectado.
Finalmente, para completar la visión sistémica ofrecida en la película, observamos cómo las posturas antagónicas representadas en la nihilista Catherine y los existencialistas Bernard y Vivian terminan complementándose para “iluminar” la mente de Albert. Catherine, una estudiante de los detectives existencialistas que tomó una vía diferente enfocada al caos, al sufrimiento y el dolor (lo que podría parecerse un poco a la entropía: el curso hacia el caos) regresa de Francia e intenta demostrarle a Albert que pierde el tiempo tratando de hallar en sus encuentros con el misterioso africano la solución a su crisis existencial pues según su visión nada está conectado, todo es simplemente nada. No obstante, la conclusión demuestra todo lo contrario, al final, la sumatoria de visiones ofrecidas por Bernard, Vivian y Catherine terminaron aportándole a Albert las herramientas necesarias para aproximarse a su naturaleza, como él mismo acuña: “Ustedes son diferentes, pero mírense, están trabajando juntos”. Es así como, para concluir, se retoma la idea de la acción cooperativa entre los elementos de un sistema demostrando que en la oposición, en la otredad no hay purismo, por el contrario, todo está contaminado por un rasgo común. Un poco de los otros está en nosotros y un poco de nosotros
está en los otros.

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